Entramos a la fotografía hace poco más de una década con expectativas inocentes e idealistas.
10 años después, nuestras experiencias nos han cambiado: Solo queremos apropiarnos de nuestra realidad, convivir con ella a través de la fotografía, y romper con toda expectativa de legitimación, subsistencia, moralismo, reconocimiento… a veces con un poco de nihilismo en lo que hacemos.
Nuestras actitudes se transformaron, queremos ser despreocupados pero insistentes. Persistir en la idea de que podemos construir una identidad que nos permita encontrar una voz propia y libre, una alteridad en la creación de nuestras imágenes, alejada del sometimiento y la validación de un las redes sociales que han sofocado la naturaleza de lo que podríamos ser y ofrecer.
La necesidad de fotografiar seguirá adelante, para nosotros, la foto documental una frontera líquida que permite un balance entre los otros y uno mismo.
Como dijo nuestro amigo Felipe Granados: “Forzar las cosas a volver a la vida”.
Aunque sea vivir al margen de ésta.